miércoles, 5 de junio de 2013
lunes, 27 de mayo de 2013
NOCHANIJKAUAN/ MI GENTE
NOCHANIJKAUAN
Se tonajle nochanijkauan
okinemilijkej yeskej ken se tototsintle,
pampa ijkon ueliskej patlaniskej.
Chika yolik okinemilijkej,
oyejkokej
tsopilomej niman inka intenchochopiyas,
okitetsojtsopinijkej
niman okechkixtijkej ajakatsintle.
Aman te
tlayouisyotl niman xochitonaltsintle
inuaxka on xkuajkualtin tsopilotexipaltin.
MI GENTE
Mi gente
quiso ser ave un día,
con el simple placer de volar.
Pero tardaron en decidir
y llegaron los buitres y con sus filosos picos
picotearon al viento y le cortaron la cabeza.
Hoy
por hoy
el día
y la noche secuestrados están
por
esos sucios y violentos pajarracos.
NAUE
TONALPOUAJLE
Xepeua
tonajle kuak koxtika ajakatsintle,
kuak
totomej tekimilijtokej ipan kojtsitsintin
niman
ne iluipan
sitlalkokonej
sapakej notlatlalouaj.
Pone tonajle ika ikuikalis
se kaxtiltsintle,
kuak tonajle yemanka
kochkamakoyaue
noso kuak se tepetl kinaman
uajnixtenmatlalojti.
Tsiotlake
tonajle ikuatipantsin tepeyo,
kuak
peuaj nokuikatlaliaj atentsitsitnin,
niman
peua notlatlaloua ajakatsintle.
Tlame
tonajle kuak peuaj tlajuaj tepostlauilanaltin,
kuak
tlatotopokaj ika miktepostin
niman
kuak kintentsakuaj xankaltsitsintin.
CUATRO
MOMENTOS DEL DÍA
Aún
no comienza el día cuando el viento duerme,
cuando
las aves permanecen arrulladas entre los árboles
y
allá en el cielo
las
estrellas-infantes alegres juegan a las agarradas.
Brota
el día con el primer canto del gallo,
con
el tibio bostezo de sol
y
el entreabrir del ojo de cada montaña.
Atardece
el día con el ocaso cotidiano,
con
el cantar de los ríos
y
el suave correr del viento.
Anochece
el día con el ladrido de carros
el
grito de las metrallas
y
el silencio fúnebre de las casas de adobe.
Martín Jacinto (6 de febrero de 1983)
viernes, 24 de mayo de 2013
Con un poco más de voluntad
Podría tomar mi revolver
y salir a cambiar el mundo.
Estas manos podrían levantar
la guillotina más grande
de todos los tiempos
o hacer nudos que se ajusten
con delicadeza al cuello
de cualquier pecado.
Podría prenderle fuego
a los barrios ricos
y volar el Parlamento
en mil pedazos
para que tú y los otros niños
puedan jugar a amontonar
ruinas y construir finalmente
una civilización justa.
Podría formar a toda nuestra generación
frente al muro de lo que sea que llamemos
verdad
y terminar con el inútil desfile de
ideologías.
No, no creas que exagero;
esta oscuridad, esta desesperación
de la que tanto te he hablado
bastaría para corregir la historia
o destrozarla de una vez por todas.
Y sin embargo estoy aquí,
sentado con una pluma en la mano,
y si fuera tú me sentiría
agradecido por ello.
Fernando Narváez
lunes, 20 de mayo de 2013
Rabia
Pensamientos ensimismados,
política infértil,
que es vanagloriada
en púlpitos y certámenes.
¡grita! ¡grita!
expón tu punto,
convirtiéndote en líder
de las grandes esferas.
Deja que el pueblo
grite su rabia,
acallada por la miseria,
el hambre y las metrallas
salvajes que los matan
tu no eres parte de ese pueblo,
descalzo y mal comido
que jamás ha leído a Platón
y la única dialéctica que conocen
es la tesis de la vida y
la antítesis de su muerte.
Pinches muertos de hambre
que ensucian con su pobreza y sangre
las banquetas por las que caminas,
ellos son resultado de tu amada política,
que no los toma en cuenta,
jodida practica de hambrientos de poder.
Deja que el pueblo grite su rabia,
envueltos en violencia,
práctica legítima del Estado,
un estado de fraudes,
Estado de miseria,
Estado asesino.
Descansa en paz
sube a tu púlpito tranquilo,
debate entre intelectuales
acerca de este Estado fallido
y el Estado de derecho inexistente,
obtén un galardón más,
mientras nosotros el pueblo
gritamos nuestra rabia,
luchamos por nuestra vida
y lloramos la de nuestros hermanos
que murieron ante las balas
y la indiferencia
de tu amado Estado,
gritamos con rabia
la falta de justicia
que está mas puteada
que María Magdalena
¿te vas a quedar ahí?
con los ojos velados por los premios,
pobre joven intelectual
que obtiene un galardón más
y grita de rabia menos.
-Luisa Huitzilxochitl
viernes, 17 de mayo de 2013
La hora de la siembra
Y no nos han dejado otro camino.
Y está bien que así sea.
Recibimos el golpe en la mejilla,
la patada en la cara.
Y pusimos la otra mejilla,
silenciosos y mansos,
resignados.
Entonces comenzaron los azotes,
comenzó la tortura.
Llegó la muerte.
Llegó noventa mil veces la muerte.
La labraban despacio,
riéndose,
con alegría de nuestro sufrimiento.
Ya no se trata sólo de nosotros los hombres.
El saqueo constante de nuestras energías,
el robo permanente del sudor
-en cuadrilla, a mano armada, con la ley de su parte-.
Ya no se trata sólo de la muerte por el hambre.
Ya no se trata sólo de nosotros los hombres.
También a las mujeres,
a los hijos,
a nuestros padres y a nuestras madres.
Las violan los torturan los matan.
También a nuestras casas
las queman.
Y destruyen las siembras.
Y matan las gallinas, los marranos, los perros.
Y envenenan los ríos.
Y no nos han dejado otro camino.
Y está bien que así sea.
Trabajábamos.
Trabajábamos más allá de las fuerzas.
Empezábamos a trabajar cuando aprendíamos a caminar
y no nos deteníamos sino al momento
de morirnos.
Nos moríamos de viejos a los treinta años.
Trabajábamos.
El sudor era un río que se bifurcaba:
de un lado se volvía miseria, fatiga y muerte para nosotros;
de otro lado, riqueza, vicio y poder para ellos.
Sin embargo,
seguimos trabajando y muriendo siglo tras siglo.
Pero ni aún así se ablandaban sus caras frente a nosotros.
Vinieron con sus armas
y sus armas vinieron a matarnos.
Y no nos han dejado otro camino.
Y hemos tenido que empuñar las armas
también nosotros.
Al principio eran las piedras,
las ramas de los árboles.
Luego, los instrumentos de labranza,
los azadones, los machetes, las piochas,
nuestras armas.
Nuestro conocimiento de la tierra,
el paso infatigable,
nuestra capacidad de sufrimiento,
el ojo que conoce y reconoce cada hoja,
el animal que avisa,
el silencio que aprieta las quijadas.
Esas fueron primero nuestras armas.
No teníamos armas.
Ellos sí que tenían:
las compraban con nuestro trabajo
y luego las usaban contra nosotros.
Ahora tenemos armas:
las de ellos.
Cuando vinieron nocturnos a matarnos
les salimos al paso,
caemos como rayos
y tomamos las armas,
agarramos las armas.
Cada fusil cuesta muchas vidas.
Pero son más las muertes que nos cuesta
si sigue en manos de ellos.
Y no nos han dejado otro camino.
Y está bien que así sea.
Porque esta vez
las cosas
van a cambiar definitivamente.
Están cambiando.
Ya cambiaron.
Cada bala que disparamos lleva
la verdad del amor por nuestros hijos,
por nuestras mujeres y nuestros mayores
y por la tierra misma y por sus árboles.
Y por eso hay mujeres y niños combatiendo junto a nosotros.
Cuando sembramos el maíz,
sabemos que deberán pasar lunas y soles
hasta que la mazorca sonría con sus granos y se vuelva alimento.
Y cuando disparamos nuestras armas
es como si sembráramos
y sabemos
que deberá venir una cosecha.
Tal vez no comeremos nunca nuestra siembra.
Pero quedan sembradas las semillas.
Las balas que ellos tiran solo llevan muerte.
Nuestras balas germinan,
se vuelven vida y libertad,
son metal de esperanza.
Las cosas han cambiado.
Y está bien que así sea.
Hemos limpiado y aceitado el arma.
Echamos las semillas en la alfora y emprendemos la marcha
serios y silenciosos por entre la montaña.
Es la hora de la siembra.
Manuel José Arce (1935-1985)
viernes, 10 de mayo de 2013
miércoles, 8 de mayo de 2013
domingo, 21 de abril de 2013
viernes, 19 de abril de 2013
jueves, 18 de abril de 2013
Los niños zapatistas
JAKJINDI ZAPATISTA
Jakjindi zapatista nchits'éntsen tsjá,
nga'ñu nchitsjaa isién xi tjijmatjien
Nchi'bikjáya kjua ndasen nguijin inimána.
Ngot'e xindari, ngot'e bojori
nga ts'entsen tsjá
Ja kjindi júún nga tsoton,
xtjo xi nchiya'a botijet'aa k'ajmii,
bosijun chi'isa tjoo kó be'ee
kui xta xi jmí ja'inji.
Jmí njñajin jakjindi zapatista,
xi kui ngasundie tjindo.
Nchitsabokja tjoo.
Nchimangatjinguii kjabuyaa.
Nchits'endajuun t'ananguii xi chjajo:
"ngayeje kjunda nga sko ngayejee xutaa,
ndatsa tajmijin xi skona xi ñá".
LOS NIÑOS ZAPATISTAS
Los niños zapatistas encienden sus manos,
le dan fuerza al movimiento.
Cruzan llagas de ternura en nuestro corazón.
Sus palmadas son de dolor y de reclamo.
Sus juegos de niños guerrilleros
son acariciar las armas, acusar al cielo,
apuntar al viento y disparar sobre
la complicidad de una generación sin nombre.
Los niños zapatistas no tienen sueños,
viven ese mundo extraño que llamamos realidad:
abrazan al viento,
ahuyentan a la muerte y
acarician la tierra que les dice:
"Todo para todos, para nosotros nada".
Jakjindi zapatista nchits'éntsen tsjá,
nga'ñu nchitsjaa isién xi tjijmatjien
Nchi'bikjáya kjua ndasen nguijin inimána.
Ngot'e xindari, ngot'e bojori
nga ts'entsen tsjá
Ja kjindi júún nga tsoton,
xtjo xi nchiya'a botijet'aa k'ajmii,
bosijun chi'isa tjoo kó be'ee
kui xta xi jmí ja'inji.
Jmí njñajin jakjindi zapatista,
xi kui ngasundie tjindo.
Nchitsabokja tjoo.
Nchimangatjinguii kjabuyaa.
Nchits'endajuun t'ananguii xi chjajo:
"ngayeje kjunda nga sko ngayejee xutaa,
ndatsa tajmijin xi skona xi ñá".
LOS NIÑOS ZAPATISTAS
Los niños zapatistas encienden sus manos,
le dan fuerza al movimiento.
Cruzan llagas de ternura en nuestro corazón.
Sus palmadas son de dolor y de reclamo.
Sus juegos de niños guerrilleros
son acariciar las armas, acusar al cielo,
apuntar al viento y disparar sobre
la complicidad de una generación sin nombre.
Los niños zapatistas no tienen sueños,
viven ese mundo extraño que llamamos realidad:
abrazan al viento,
ahuyentan a la muerte y
acarician la tierra que les dice:
"Todo para todos, para nosotros nada".
Juan Gregorio Regino (poesía mazateca)
en
sábado, 30 de marzo de 2013
En la cárcel
Eso que la cal nos comió
No eran ya rostros
Bertold Bretch
No eran ya rostros
Bertold Bretch
Este muro tiene las mismas heridas de mi carne,
Sus huesos son los míos y de mis predecesores,
Un día le crecerán alas para soñar, preferiría
Mejor unas garras…
Muro, hermano mío,
En tus entrañas se desdibuja un jardincillo de
Mi infancia,
Correré como niño en tus pedregosas manos,
Son idénticas a las mías, tus arrugas, tu dolor
Veo en el fondo de tu pupila la noche con sus rejas,
El rostro de los asesinos,
Pero tu voz que es el silencio reconforta.
Buenas noches, hermano mío,
Mañana cantaremos junto al pueblo.
Alfonso Hernández
viernes, 29 de marzo de 2013
Bitácora de realidades V
Soñé que había ciclones
inundando casas, campos, las ciudades
y que flotaban animales río abajo;
en las calles nadaban cocodrilos
mientras la gente tiritaba
en azoteas y en árboles, llorando.
Soñé también un bombardeo
desde aviones y tanques, desde barcos
que a miles de kilómetros mostraban
su poder tenebroso, imperturbable,
luciendo sin pudor una bandera
de estrellas sobre barras blancas, rojas.
Traté de frenar la pesadilla
pero a continuación surgió ante mí
un campo devastado por matanzas
y niños lentamente agonizando
de un hambre ósea, ilógica, siniestra.
Soñé a continuación con un banquete
donde hombres y mujeres bien vestidos
se mentían mutuamente mientras urdían
cómo obtener más oro, cómo quedarse
con las últimas tierras comunales.
Soñé que la selva era talada
y sus habitantes no podían defenderse
contra gigantescos buldóceres,
contra los empresarios compradores de las leyes
y se morían también de enfermedades
fulminantes y extrañas, quizá nuevas.
Apareció en mi sueño brevemente
la guerra de baja intensidad
que los paramilitares y el ejército
hacían en un lugar llamado Chiapas.
Soñé que estaba en un país
donde la gente sólo hablaba repitiendo
lo que veía en la tele tarde a tarde
a pesar de saber que le mentían.
Soñé que el mundo estaba calentándose,
que los polos se estaban derritiendo,
y que algunos arrecifes habitados
comenzaban a ahogarse lentamente.
Ya no quería soñar pero seguía:
ante mis ojos ocurrían fraudes,
asesinatos día a día más violentos,
represión en las fábricas, minas, migración
de la gente que buscaba una salida
hacia otra realidad, dejando pueblos solos
como espejismos viejos que los días
tal vez terminarán borrando.
No sé cómo evadir la pesadilla,
el sueño se ha alargado tanto ya
que dudo llegue por sí misma la vigilia.
Trataré de tomar un sucedáneo:
tal vez pueda despertar
oyendo una canción de moda
o viendo una película filmada
en un lugar que me recuerda a Hollywood.
Afortunadamente sé
que se trata nada más
de un sueño.
Ángel Carlos Sánchez
sábado, 23 de marzo de 2013
Penal en cuatro movimientos
(Fila)
Que no los pongan,
a los zetas junto a los
otros,
los del cártel del Golfo.
Que los convenzan a todos, que los
confiesen
que les den hasta la extremaunción.
Que no esperen, que no llegue la
noche
que no llegue para que se peguen con
tablas,
bates y fierros…
Que no los torturen de madrugada,
que no les rocíen gasolina
que no los prendan
que el fuego no haga lo demás.
Que alguien haga algo para evitarlo
que no se cumpla la ley de la
cárcel;
que no se mire, que no se calle.
(Aduana)
Un corto circuito no siempre provoca
el incendio
los testigos ahí son muchos
y no les queda más remedio que
aceptar
el atroz ataque y su
intencionalidad.
Un celador y cuatro reos detenidos
el mando de la cárcel
y sus mismas manos criminales.
El penal es microcosmos de la ciudad
la lucha por el territorio es
despiadada:
aquí en el penal como en las calles
los halcones sobrevuelan a
los fuereños
planean sobre droga, armas
prostitución y privilegios.
Asesinatos, torturas
extorsiones y secuestros
son hoy nuestro pan de cada día
y motivo de fiesta con Buchanan´s
mujeres y cocaína.
Pasillos cubiertos de alambradas
púas cercando monstruos
equipados con Internet
blackberrys y nextel
los custodios simplemente dejan
actuar
los privilegios de los jefes
son algo normal.
(Túneles)
Que la narcoguerra no vuele
sobre las cárceles
que no se imponga la pax del narco
que no surja la epidemia del
“suicidio”
que no controlen las prisiones
ni ellos ni los estatales
ni mucho menos los federales.
Que el narco no secuestre a reos
para que la familia en la visita
pague su “rescate”
y se les permita sobrevivir adentro
que no padezcan torturas y amenazas
que no recluten
que el poder no los seduzca
que no aumenten sus filas
que esos otros tengan un “consuelo”
siquiera la visita familiar.
Que no sean sádicos y los mutilen
que a los recién llegados no los
golpeen
que los jefes no controlen y tengan el poder
de decisión
de decisión
que la corrupción de las autoridades
y el miedo de los internos y sus
familias
no se mezclen
no se mezclen
que no se dobleguen las voluntades y
acepten.
Que no
exploten más granadazos
en Topo Chico, Cadereyta y Apodaca
la matazón de internos es angustia
que mata.
(Patio)
Por tanta Santa Muerte de oro al
cuello
por eso estamos como estamos
por tanto culto que se rinde
en esas riñas en el patio
cuando llueve y se
golpean
y todo prende y
todo vuela:
desarmadores, bates
y hasta “herramienta”.
Los charcos de agua
se tiñen de rojo
es un sangrerío,
como de animales...
A los desmayados o
muertos se los llevaban arrastrando
yo nomás me pego a
la pared y pienso:
Señor, ten
misericordia de estas criaturas.
POESÍA EXPERIMENTAL TESTIMONIAL. CONCEPCIÓN DE ADRIANA
OLVERA CON CIMIENTOS DEL DOCUMENTO ESPECIAL “Penales del norte: hacinamiento,
miedo, golpes, muerte y silencio” DE SANJUANA MARTÍNEZ PARA EL DIARIO
MEXICANO LA JORNADA DEL 26 DE JUNIO
DEL 2011. EN http://t.co/3BZwsE3
ARTE XEROX DE RINI TEMPLETON
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